Calabaza, una flor saludable
Las flores del calabacín y de la calabaza común son de las que más habitualmente se emplean en casi todas las cocinas del mundo.
La forma más común de comerlas es salteadas, rebozadas y rellenas, pero también se pueden emplear para realzar el sabor de sopas y ensaladas.
Originaria de América, la planta de la que procede es de la familia de las cucurbitáceas. Los indios aztecas la llamaban ayotl
En algunos países se aprovechan los frutos tiernos y los maduros, pero también las semillas y, por supuesto, las flores, que son de un color que varía entre el amarillo y el naranja resultan muy saludables, ya que:
cada 100 gramos de flor aporta:
47 gramos de calcio, 86 miligramos de fósforo y 67 microgramo de retinol.
Su principal desventaja es que son muy delicadas y no conviene tenerlas en el frigorífico más de 24 horas. Así que si las quiere utilizar en alguna ocasión, no pierda este dato de vista.
Aunque la época de los calabacines es el verano, se pueden adquirir en cualquier estación del año.
Cuando vaya a adquirirlos, trate de que sean de color verde intenso y firmes al tacto, son mejores los pequeños porque tienen menos pepitas y su carne es más tierna.
El corte del tallo ha de ser fresco y reciente.
No es necesario pelarlos cuando se trata de piezas tiernas, basta con rasparlos ligeramente y luego enjuagarlos.
En imprescindible guardarlos en un sitio fresco, así aguantarán bastante, aunque comenzarán a perder parte de sus propiedades a partir del cuarto día.